Antecedentes

La reflexión acerca de las prácticas docentes se inició formalmente hacia 1992 en el área de Acciones Educativas del Programa de Maestría. En ella se buscó precisar el sentido de la relación maestro-alumno, es decir las maneras como la acción docente se concreta en la interacción educativa. Esta área se designó después en términos de Relaciones Pedagógicas y posteriormente como Interacciones Educativas.

En 1998 dio origen a la Línea de investigación en Formación Universitaria, cuyo enfoque se especificó aún más en 1999, con el nombre de Formación en la Educación Superior. La línea se propuso analizar el ámbito formativo de la Educación Superior y comprender sus particularidades en relación con el aprendizaje de adolescentes y adultos, el diálogo entre ciencias y disciplinas, los procesos de enseñanza-aprendizaje y sus interrelaciones con las profesiones y las exigencias laborales. A partir del 2002, esta línea fue designada como Prácticas Educativas y Procesos de Formación; sin embargo dadas las competencias e intereses del equipo de trabajo, la línea se ha centrado en el campo de las Prácticas Educativas y Procesos de Formación en la Educación Superior.

El trabajo desarrollado en torno a la temática de la Educación Superior, mereció que en Octubre de 2000, Colciencias diera al equipo de profesores su reconocimiento oficial como Grupo de Investigación en la categoría C, otorgándole los beneficios de acceso a recursos y apoyo financiero para la investigación en educación. En el año 2004 el grupo volvió a ser reconocido ante Colciencias en la misma categoría.